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POEMAS DE GARCILASO DE LA VEGA

POEMAS DE GARCILASO DE LA VEGA


Soneto I.     Cuando me paro a contemplar mi estado...
Soneto II     En fin, a vuestras manos he venido...
Soneto III    La mar en medio y tierras he dejado...
Soneto IV    Un rato se levanta mi esperanza...
Soneto V     Escrito está en mi alma vuestro gesto...
Soneto VI    Por ásperos caminos he llegado...
Soneto VII   No pierda más quien ha tanto perdido...
Soneto VIII  De aquella vista pura y excelente...
Soneto IX    Señora mía, si de vos yo ausente...
Soneto X     ¡Oh, dulces prendas por mi mal halladas...!
Soneto XI    
Soneto XII
Soneto XIII
Soneto XIV
Soneto XV
Soneto XVI
Soneto XVII
Soneto XVIII
Soneto XIX
Soneto XX
Soneto XXI
Soneto XXII
Soneto XXIII
Soneto XXIV
Soneto XXV
Soneto XXVI
Soneto XXVII
Soneto XXVIII
Soneto XXIX
Soneto XXX
Soneto XXXI
Soneto XXXII
Soneto XXXIII
Soneto XXXIV
Soneto XXXV
Soneto XXXVI
Soneto XXXVII
Soneto XXXVIII
Soneto XXXIX
Soneto XL
Epístola a Boscán

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"De la brevedad engañosa de la vida", Luis de Góngora

Menos solicitó veloz saeta destinada señal, que mordió aguda;  agonal carro por la arena muda  no coronó con más silencio meta,  que presurosa corre, que secreta a su fin nuestra edad. A quien lo duda,  fiera que sea de razón desnuda,  cada sol repetido es un cometa.  ¿Confiésalo Cartago y tú lo ignoras? Peligro corres, Licio, si porfías  en seguir sombras y abrazar engaños.  Mal te perdonarán a ti las horas; las horas, que limando están los días,  los días, que royendo están los años. _______________________________ Luis de Góngora y Argote (1561-1627), uno de los grandes sonetistas de la lengua española; a partir de su estilo rebuscado se creó el adjetivo gongorino. ________________________________ Letras de acá y de allá. Blog de literatura.

Defensa del árbol, Nicanor Parra

DEFENSA DEL ÁRBOL Nicanor Parra Por qué te entregas a esa piedra niño de ojos almendrados con el impuro pensamiento de derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie no se merece tan mal trato. Ya sea sauce pensativo ya melancólico naranjo debe ser siempre por el hombre bien distinguido y respetado: niño perverso que lo hiera hiere a su padre y a su hermano. Yo no comprendo, francamente, cómo es posible que un muchacho tenga este gesto tan indigno siendo tan rubio y delicado. Seguramente que tu madre no sabe el cuervo que ha criado, te cree un hombre verdadero, yo pienso todo lo contrario: creo que no hay en todo Chile niño tan mal intencionado. ¡Por qué te entregas a esa piedra como a un puñal envenenado, tú que comprendes claramente la gran persona que es el árbol! Él da la fruta deleitosa más que la leche, más que el nardo; leña de oro en el invierno, sombra de plata en el verano y, lo que es más que todo junto, crea los vientos y los pájaros. Piénsalo bien y reconoce ...

"Cosas, Celalba mía, he visto extrañas", Luis de Góngora

Cosas, Celalba mía, he visto extrañas: cascarse nubes, desbocarse vientos, altas torres besar sus fundamentos, y vomitar la tierra sus entrañas; duras puentes romper, cual tiernas cañas, arroyos prodigiosos, ríos violentos, mal vadeados de los pensamientos, y enfrenados peor de las montañas; los días de Noé, gentes subidas en los más altos pinos levantados, en las robustas hayas más crecidas. Pastores, perros, chozas y ganados sobre las aguas vi, sin forma y vidas, y nada temí más que mis cuidados. _______________________________ Luis de Góngora y Argote (1561-1627), uno de los grandes sonetistas de la lengua española; a partir de su estilo rebuscado se creó el adjetivo gongorino. ________________________________ Letras de acá y de allá. Blog de literatura.